Si bien, el hecho de que se conmemore el Día Internacional de la Mujer es relevante, debemos entender que no es motivo de celebración ni fiesta. Parte de una necesidad histórica a prinicpios del siglo XX donde grupos de mujeres en diversos países de Europa principalmente, demandaron derecho al voto, oportunidades de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral. En los Estados Unidos, el incendio en la fábrica de camisas Triangle de Nueva York hecho donde perdieron la vida 123 costureras y 23 trabajadores por encontrarse encerrados en el local, fue el estandarte bajo el cual se demandaron la mejora de condiciones laborales de las mujeres y de ahí quedó definido el 8 de marzo como el día en que internacionalmente se muestran estadísticas de la participación que hoy tiene la mujer en la vida productiva, de las condiciones de vida en las diferentes regiones, de las nuevas interrogantes sobre la equidad y aportación a una sociedad que avanza, pero no termina por mostrar en los hechos las prácticas de igualdad de oportunidades que ha sido un reclamo desde entonces.

En Áurea queremos compartir contigo una reflexión diferente sobre este día. Nos encantó el sentido que le da Marcela Heredia a este momento de maremagnum de información sobre la mujer. Es una mirada reflexiva que nos lleva a lo auténtico de nuestro ser y pensamiento. Gracias Marcela por permitirnos mostrarla en nuestros espacios.

“No me felicites por ser mujer. Ámame por ser persona. Defiende los derechos humanos de todos por igual. Sana tu corazón y reivindica al ser humano. En lo que te toca, en lo que está en tus manos, en tu mundo. Pero sobre todo en tu interior. El género es sólo una cuestión de ruta y aprendizaje de mi alma. No me digas que somos mejores o peores, somos almas igualmente importantes. No estoy en este mundo para demostrar o competir, estoy para aprender a amar, para entender qué es lo que le hace falta a mi alma reconocer. No subestimes o enaltezcas a hombres o mujeres. Vívete en tu esencia, hónrala y respétala. Vive en la plenitud de tu momento, empodérate desde el alma, comparte todo el amor que seas capaz de generar, sin diferencia y sin juicio. Así, y sólo así, seremos capaces de lograr equidad.”

Marcela Heredia